¿Por qué es tan beneficioso para los niños jugar al aire libre?
Los bebés y los niños pasan cada día menos tiempo jugando fuera. Es un hecho. Esto ha promovido numerosos estudios en los que todos se concluye que el tiempo que los niños pasan al aire libre es insuficiente: ¡no suele superar los 30 minutos al día!
He de confesar que antes de estar embarazada, los parques eran totalmente desconocidos para mí y eso que vivimos en una ciudad que está plagada de ellos. No sé, pasear tranquilamente por ellos no entraba dentro de nuestros horarios locos, que eran siempre de correr de un sitio a otro.
Sin embargo, al tener al pequeñajo se abrió un mundo totalmente desconocido. La casa se me caía encima y necesitaba respirar aire puro y mi conciencia de madre me decía que él también lo necesitaba. El tema me provocó curiosidad e investigué un poco. Ni me imaginaba todos los aspectos positivos que entraña pasar tiempo fuera y en contacto con la naturaleza para los niños así que os he confeccionado una lista, que espero os resulte interesante:
- Salud. Este aspecto es uno de los más importantes para muchas mamis y los beneficios son innumerables. Al ofrecerle a los niños un espacio abierto, más grande que el que normalmente tienen, estamos ayudando a que la vida sedentaria no sea la norma y aprendan a estar activos. De esta manera, contribuimos a que fortalezcan sus huesos a la vez que queman esa energía extra acumulada. Además, gracias a su exposición al sol, incluso en invierno, absorberán de manera natural la vitamina D necesaria.
- Aprendizaje. Jugar al aire libre ayuda a los niños a desarrollar el proceso de aprendizaje al adquirir nueva información y habilidades de una manera divertida. De esta manera, estamos enseñando a los niños a través del juego y asociarán el aprendizaje como tal a un proceso continuo y no algo puntual que tiene lugar en la guardería o en casa.
- Creatividad e imaginación. Sacar a los más pequeños de su confinamiento fomenta la creatividad y el uso de la imaginación. Lejos de los límites impuestos por los espacios interiores y con nuevos objetos y estímulos a su alrededor se fomenta su imaginación y se les ayuda a pensar de manera innovadora y creativa.
- Bienestar. A principios de este año, se lanzó una campaña bajo el lema ¡Libertad a los niños!". El propósito no era otro más que concienciar a los padres de que el aire libre y la naturaleza hacen que los bebés y los niños crezcan, en general, más felices.
- Sociabilidad. Jugar al aire libre hace que los niños se abran al exterior y salgan de su zona de confort. Así, estarán más predispuestos a jugar con otros niños y a unirse a diferentes actividades. Esto les enseñará habilidades sociales y a cómo interactuar con los demás.
- Independencia. Al estar en un espacio abierto, los peques pueden jugar más a sus anchas sin la supervisión o interacción directa de los papis. Esto les ayudará a aprender a ser independientes y a desenvolverse, interactuando con otros niños y a aprendiendo a jugar solos.
Muchas veces recuerdo con melancolía todo el tiempo que he pasado yo jugando en la calle cuando era pequeña. Por suerte, vivíamos en una calle con poco tráfico y salir a jugar fuera era lo cotidiano. En esa misma calle, ahora ya nunca veo a niños jugar. ¡Tantas cosas han cambiado!
Tanto el papá como yo hacemos el esfuerzo por pasar el máximo tiempo posible jugando fuera de casa. ¿Que hace frío? ¡lo abrigamos bien!, ¿qué llueve?, ¡le calzamos sus botas y su chubasquero! Y vosotros, ¿salís a jugar al parque esta tarde? Me encantaría escuchar vuestras opiniones y, si os ha gustado, no dudéis en compartir.
¡Un abrazo!