Viaje en coche por California con peques
Desde que publiqué algunas fotos de nuestro viaje a California, habéis sido muchas de vosotras las que me habéis preguntado que qué tal fue el viaje con un peque. Tanto es así que me he animado a escribir este post para contaros nuestra experiencia y compartir con vosotros el itinerario que hicimos ya que varias me dijisteis que os gustaría hacer este tipo de viaje.
Los que nos conocen antes de ser papis saben que viajar es nuestra gran pasión y para mi este viaje a California quedará grabado por siempre en mi retina porque fue realmente memorable por dos razones: 1) era el primer viaje largo que hacíamos siendo papás y 2) lo pasamos realmente bien, tanto que se nos hizo cortito y hubiésemos deseados unos días más.
Este era un viaje muy deseado. Yo había estado por trabajo en San Francisco y Los Ángeles uno o dos años antes y había visitado lo justo. Por tanto, me había quedado con la espinita de que ambas ciudades me habían gustado y quería volver a explorarlas un poco más. Nos gusta mucho viajar en coche y creo que, si el itinerario lo permite, con un peque resulta mucho más cómodo ya que te da la flexibilidad de ir con más de libertad y adaptarte al ritmo del bebé.
Nosotros en total estuvimos 12 días a finales de septiembre pero, como os digo más arriba, se nos hizo corto y hubiésemos agradecido 3 o 4 días más. Volamos a San Francisco y hasta ahí condujimos en la última etapa de nuestro viaje para volver a volar a casa de vuelta. Con respecto a los vuelos, los llevamos bastante bien pese a que es un niño bastante movido. Como consejo, os diría que consideréis las horas de sueño de vuestro hijo para coger el vuelo que mejor se adapta a sus horarios. Nosotros, el vuelo de ida lo hicimos a la hora de la siesta y consistió en una siesta bastante larga nada más despegar, el sistema de entretenimiento del avión, un kit de entretenimiento que le preparé con juguetes y libros, comidas y otro sueño.
El de vuelta lo cogimos por la tarde noche, con lo cual tras la cena y una sesión breve de dibus, fue sueño hasta la hora del desayuno. En cuanto al jetlag, se hizo un poco notar tanto los primeros días allí como al volver pero teniendo en cuenta que el nuestro no ha sido nunca un gran dormidor no notamos mucho diferencia y se adaptó rápidamente tanto a un horario como al otro. (Actualización: me acabo de acordar que la primera noche de vuelta, eran las tantas de la madrugada y aún tenía a un niño con los ojos como platos a pesar de haberlo mantenido despierto después del vuelo :o).
Para el itinerario, decidimos empezar por lo que creíamos iba a ser la etapa más dura: los parques naturales. La riqueza natural de California es increíble y uno no puede ir allí e irse sin haber estado en al menos dos de ellos. Decidimos que por distancias y facilidad para el peque, Yosemite y Sequoia eran los que mejor se adaptaban. Para la visita a los parques nacionales tengo dos consejos: 1) el alojamiento se agota rápido en temporada alta (es un destino de vacaciones y retiro muy popular) y 2) para hacer senderismo con un niño pequeño se necesita sí o sí una mochila de porteo. La distancia entre los puntos que queríamos visitar en coche dentro de los parques solían ser cortas (no más de una hora), las rutas de senderismo eran las más fáciles y adecuadas para que ni nosotros nos cansáramos (la espalda pasa factura) ni él se agobiara, madrugábamos para aprovechar bien el día y conducir al alojamiento caída la noche mientras el peque se echaba una siesta regeneradora. Os dejo el itinerario a grandes rasgos:
La segunda etapa del viaje fue más cosmopolita ya que pasamos dos días visitando Los Ángeles y uno en Disneyland. La verdad es que desde que hemos sido papás, las visitas culturales a museos han quedado en un segundo plano y cuando visitamos una ciudad preferimos pasear tranquilamente, buscar actividades para niños, parques y restaurantes y cafeterías que sean distintas por su atención a familias. En Los Ángeles tenía muchas ganas de visitar Au Fudge, por ejemplo. Es el restaurante de Jessica Biel y famoso por su toque familiar. Me gustó, es muy cuco pero la comida no me pareció excepcional. Aún así, para un café merece la pena ir porque la pastelería tiene muy buena pinta y los niños pasan también un buen rato!
Disneyland fue el momento cumbre para el peque y es que lo disfrutó muchísimo y nosotros con él. A mí personalmente, un día solo se me quedó corto y hubiera preferido recortar Los Ángeles a un día y pasar dos en el parque. Además, cogimos el lunes porque pensábamos que iba a estar menos abarrotado y coincidió con el comienzo de la celebración del mes de Halloween y el parque era una locura!
En la tercera etapa del viaje ya comenzamos a emprender la vuelta a San Francisco y consistió en la ruta del Pacífico. Decidimos hacerla con tranquilidad en varios días aunque eso supuso recortar algunos sitios interesantes. Además del paisaje, que es increíble, visitamos típicas playas surferas como Pismo Beach, la que es considerada la riviera americana, Santa Bárbara, o un pueblo con un curioso estilo escandinavo, Solvang. Para recordar, la experiencia inolvidable con los peques es, sin duda, ver los delfines y los leones marinos tan de cerca. Os dejo aquí abajo el itinerario para esta ruta:
Ya en la recta final del viaje llegamos a San Francisco y pasamos un par de días visitando la ciudad. En mi opinión, es una ciudad muy fácil de recorrer con niños y apta para familias. Si tuviera que elegir una ciudad para vivir de Estados Unidos posiblemente elegiría esta así que volveremos de nuevo algún día.
Relatado así el viaje, parece que todo fue muy idílico y no hubo contratiempos con un niño de 21 meses pero mentiría si dijese que todo fue de color de rosa. Durante nuestra visita a los parques naturales, he obviado comentar que tuvimos que hacer una visita al hospital porque después de 3 días malito, la fiebre no remitía. Creíamos que iba a estar cubierto por el seguro de viajes que teníamos pero no fue así y aquí viene mi penúltimo consejo: ¡contratad un seguro de viajes y leed la letra pequeña bien! Otra de las cosas a la que nos enfrentamos fue la comida. Para la primera etapa del viaje, llevábamos la comida porque sabíamos que íbamos a un sitio remoto pero después esperábamos encontrar algo que se adaptase al peque. Acostumbrado a otro tipo de sabores, ni nuestra comida ni la comida de bebé parecía agradarle a nuestro peque y, ya sabéis como somos las madres, me agobió un poquito el tema. Lo conseguimos resolver como pudimos pero os lo dejo como algo en lo que pensar si vais a hacer cualquier viaje largo, independientemente de que sea Estados Unidos o cualquier otro sitio, no porque la comida sea mala sino porque los sabores y las texturas son diferentes.
¡Hasta aquí el post de este viaje! Se ha alargado un poco más de lo que imaginaba pero espero que os haya parecido interesante y los consejos os sean útiles para este o cualquier otro tipo de viaje.
Cualquier tipo de pregunta que os surja, porfa no dudéis en escribirme. ¡Un abrazo!